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  • Foto del escritorMarta Martín

Terapia Ocupacional en Geriatría

Actualizado: 30 ene 2021

¿Es difícil crear una rutina de trabajo en la intervención con nuestros mayores?

Al proponer actividades y talleres con pacientes geriátricos (en muchos casos) me encuentro con una participación escasa o nula.

¿También os pasa?.

Este hecho me lleva a plantearme si vamos por buen camino cuando llevamos a cabo tratamientos en recursos residenciales para la tercera edad.

Cada vez es más común que estos recursos (centros de día y residencias de mayores sobre todo) soliciten subvenciones que permitan la incorporación de terapeutas ocupacionales y otros profesionales socio-sanitarios al equipo de trabajo para desarrollar programas o proyectos concretos.

Dichos proyectos suelen tener una duración determinada y por lo general deben cumplir una serie de requisitos de evaluación, intervención y valoración de los resultados.


Estas iniciativas ofrecen (entre otras muchas cosas) la posibilidad de ofertar servicios socio-sanitarios novedosos y de aportar (durante el tiempo que dure el programa) una intervención especializada, generando un mayor número de horas de terapia en el centro para que todos los residentes puedan beneficiarse de ello.


Estaréis de acuerdo conmigo en que, en la gran mayoría de los casos, en estos centros es muy común recibir un rotundo NO por respuesta ante la proposición de actividades nuevas o que se salen de la rutina diaria de los residentes.

Las excusas más utilizadas suelen ser:


  • “Si yo ya hago gimnasia y voy a la memoria, no necesito más actividades”.

  • “Viene mi hija a verme ahora y no puedo”.

  • “Tengo que salir y no puedo ir al taller”.

  • “No me encuentro bien, otro día mejor...”.

  • “No me apetece”.

  • “No necesito ir a terapia”.


Me gustaría compartir con vosotros cómo abordo el primer contacto con los usuarios en las residencias de mayores y cómo reacciono cuando me encuentro ante este tipo de situaciones. El objetivo es, sin duda, contrarrestar la baja participación y la falta de motivación de los pacientes en este tipo de recursos.


Es fundamental que...


Nos presentemos. Es normal que los residentes no quieran participar en las actividades que proponemos si no nos hemos tomado unos minutos para conocerlos.

Este hecho está íntimamente ligado al concepto relación terapeuta-paciente que debemos tener en cuenta al iniciar nuestra intervención. Si no creamos un vínculo de confianza con los usuarios nos costará mucho más llegar a ellos.

Tratar con respecto y hablar de usted a los adultos mayores (sobre todo al principio) suele ser recomendable. A medida que pase el tiempo ellos mismos cambiarán el modo de dirigirse a nosotros.





Informa a tus usuarios


Es importante que, en el primer contacto con los residentes y sus familias, expongas con claridad cual es el motivo de tu incorporación al equipo de trabajo y por qué razón pretendes que esa persona en concreto acuda a tu servicio.


Por ejemplo: “Estoy aquí gracias a un programa que busca mejorar las condiciones de los usuarios en la residencia. Todo esto a través de la proposición de actividades que resulten interesantes para ti”. “Estaré trabajando aquí unos meses y espero que nos veamos a menudo”.


La idea principal que suelo transmitir a familiares y residentes es que este tipo de programas y las actividades que tenemos intención de proponer, ayudarán a los participantes a mantener la mente activa, así como a fomentar mejoras en la calidad de vida y la autonomía personal dentro y fuera del recurso. No suelo utilizar un lenguaje demasiado técnico. Eso lo dejo para los PAÍs, los informes y la documentación que me espera en el despacho. ☺️


Organiza la información y planifica las actividades


Tras recabar la información personal necesaria conviene hacer una lista de posibles beneficiarios del servicio. En esta lista deben aparecer, por un lado, los residentes que voluntariamente desean participar en el programa (generalmente son personas con un alto nivel de independencia) y por otro, aquellos residentes con patologías geriátricas concretas que son susceptibles de tratamiento pero que, por motivos médicos, su poder de decisión se ve mermado. En este último caso, la inclusión de dichas personas en el programa se hará en estrecha colaboración con la familia. Teniendo en cuenta su opinión y el estado general del paciente.

¿Qué conseguimos con esta lista?

Principalmente que los residentes se conciencien sobre la necesidad de acudir al programa y que se comprometan a participar en las actividades.

De esta manera, cuando hagamos públicos los horarios y el calendario de actividades que formarán parte del programa, resultará más cómodo y fácil para los residentes adaptar su rutina diaria a las nuevas propuestas.


Actividades significativas


En otro orden de cosas, es importante tener en cuenta que las actividades deben cubrir una necesidad. De nada sirve que organicemos y propongamos talleres de laborterapia o de ocio y tiempo libre si no son de su agrado o no despiertan el más mínimo interés entre los residentes.

Tampoco sirve de nada que nosotros observemos que un residente necesita mejorar sus habilidades motrices finas y gruesas para poder ducharse de forma independiente y propongamos que participe en el programa de entrenamiento de AVD´s básicas si no desea realizar esa actividad o no necesita llevarla a cabo porque ya le ayudan.


Personalmente, suelo desarrollar programas que intercalan actividades de antes y actividades de ahora. Juegos tradicionales por un lado y nuevas tecnologías, por otro.


Hoy en día la oferta de actividades digitales es enorme. Aplicaciones de estimulación cognitiva a través de pizarras digitales y tabletas, enseñar a utilizar un ordenador portátil para consultar la prensa digital o asesorar sobre la utilización de un smartphone son solo algunos ejemplos que pueden resultar interesantes para nuestros mayores.






Para testar si vas por buen camino en la elección de las actividades que quieres proponer puedes ocupar un tiempo para preguntar a los residentes qué actividades les gustaría realizar en su tiempo libre o por el contrario realizar encuentras de satisfacción y cuestionarios de interés.

Este es quizás uno de los escollos mas grandes que obstaculizan la conexión con los pacientes geriátricos. Es MUY difícil encontrar cosas que motiven a nuestros mayores.



¡IMPORTANTE!


A la hora de programar y proponer talleres es importante tener en cuenta las actividades que ya están previstas en el recurso y respetarlas. Si eliminamos de su rutina una actividad que les resulta agradable y divertida puede que sea contraproducente y que genere desilusión y quejas entre los residentes.





Si para poder iniciar nuestra intervención en el recurso es estrictamente necesario modificar la rutina de los residentes y alterar el calendario de actividades, debemos hacerlo de forma progresiva. Por ejemplo, proponiendo actividades que se asemejen a lo que vienen realizando día a día e incorporando poco a poco las nuevas propuestas.


Tener paciencia y comprender que el colectivo de adultos mayores es un grupo de población que no asimila con naturalidad los cambios nos ayudará, como profesionales, a no desistir en nuestra labor.


“Insistir, insistir e insistir” siempre con una sonrisa.



No puedo terminar este post sin tocar un punto fundamental en la intervención geriátrica.

La gran mayoría de los pacientes que encontramos en las residencias de mayores sienten una enorme tristeza por acabar sus días viviendo ahí, alejados de su hogar.

Muchos de ellos sienten que ingresar en una residencia es iniciar el final de sus días, que ese lugar es la antesala de la muerte.

Otros, en cambio, se sienten solos o han sufrido pérdidas familiares traumáticas que condicionan su estado de ánimo, su salud y en consecuencia la forma en la que socializan con los demás.



Está en nuestra mano (y en la de todos los profesionales que componen el equipo de trabajo) ofrecer apoyo y comprensión.


Debemos respetar sus tiempos y sus intereses. POR ENCIMA DE TODO.





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